¿Las paredes y techos de su hogar están pidiendo que les de algunas manos de pintura porque la que tienen ahora tienen un aspecto poco agradable? ¿No tienes suficiente
¿Las paredes y techos de su hogar están pidiendo que les de algunas manos de pintura porque la que tienen ahora tienen un aspecto poco agradable? ¿No tienes suficiente presupuesto para pagar a unos profesionales? Darle un toque de color a tu casa no es complicado si se conocen algunas sencillas claves.
La llegada del buen tiempo -a partir de la primavera cuando aumenta la temperatura ambiental y la cantidad de horas diarias de iluminación y se reducen las lluvias- suele ser uno de los mejores del año para pintar la casa, porque los colores se aprecian mejor a la luz natural, la pintura se seca antes y además se evita el riesgo de que afloren humedades en las paredes.
Lo más aconsejable para las paredes de la casa es la pintura plástica, que no desprende olor, se seca con rapidez y sus restos pueden eliminarse bien con la ayuda del agua. Se pueden eliminar las rozaduras de este tipo de pinturas, con la ayuda de un trapo humedecido, siempre que sean de buena calidad.
Básicamente se puede optar por dos tipos de pintura plástica: la satinada y la mate.
El primer tipo de pintura es brillante y permite un acabado más fino, y resiste mejor el paso del tiempo y los efectos de la suciedad, aunque resulta un poco más dificultosa de aplicar que la mate, por lo cual no es recomendable para los techos, que obviamente implican una actividad más esforzada y molesta.
La pintura mate, por su parte, es menos trabajosa de aplicar pero tiene la desventaja de que se ensucia un poco más. Si las paredes presentan muchas irregularidades, la pintura mate las disimula mejor, según la experta en interiorismo y decoración Silvia Ribas Hidalgo Ribas, que aconseja utilizar pintura acrílica impermeable o vinílica, para pintar las paredes del baño o la cocina, porque es más resistente que las anteriores.
La experta también recomienda que cuando se va a preparar un color, mezclando la pintura con un pigmento, lo mejor es hacerlo todo de una vez, ya que es casi imposible obtener el mismo tono dos veces.
Tampoco conviene diluir la pintura más de lo que indica el envase, ya que su capacidad para cubrir no será la misma. Y cada vez que se comience a pintar, hay que remover muy bien la pintura y repetir esta operación periódicamente, para garantizar la homogeneidad del líquido y que no presente grumos o manchas de pigmento, que no se ha diluido bien.